Magnetoencefalografía (MEG)

¿Qué es Meg (Magnetoencefalografía)?

Las neuronas generan corrientes eléctricas, y, a su vez, la actividad neuronal crea un campo magnético que puede ser amplificado y mapeado por la técnica MEG (Morin, 2011). Conocida por su gran evolución los últimos años y, por tanto, sus mejoras tanto de imagen como medición de campos magnéticos en el cerebro. MEG produce aproximadamente la misma resolución temporal que EEG en milisegundos y una resolución espacial mucho mejor (un par de milímetros) en partes de la superficie cortical. MEG no produce, en sí misma, una imagen del cerebro. Sin embargo, la resonancia magnética produce tal imagen, por lo que se puede complementar con esta técnica. (Du Plessis, 2011) En contraste con el EEG, MEG es capaz de observar la actividad en estructuras del cerebro más profundas. (Kenning y Linzmajer, 2010).

La magnetoencefalografía mejora el resultado del electroencefalograma (EEG), sumándole también la sensibilidad de la que dispone para captar la señal de estos campos magnéticos y su mayor facilidad de aplicación dado que no se precisa de tantos electrodos (Morin, 2011, Maestú et al. 1999, Lee et al. 2007). En cuanto a inconvenientes de la aplicación de la misma se considera la necesidad de hacer uso de la herramienta en una habitación especial con el fin de aislarla de campos magnéticos externos siendo esto una limitación a la movilidad (Maestú et al., 1999). Es por esto por lo que, según la ocasión, los investigadores suelen combinar el uso de la presente técnica junto a EEG o fMRI para optimizar los problemas que esta pueda presentar debido a su resolución. La magnetoencefalografía y el EEG se consideran métodos complementarios de investigación de la actividad cerebral. La MEG es extremadamente sensible a los desplazamientos de la sonda en relación a la cabeza del paciente y a los campos magnéticos externos al propio sistema, aspecto que puede hacer complicada la ejecución de actividades de investigación de mercados.

Experimentos realizados con MEG mostraron cómo los anuncios cognitivos y afectivos provocan actividad en diferentes centros corticales. Esto mismo sugiere que diferentes aspectos o tipos de publicidad generan tipos significativamente distintos de actividad cerebral, lo que puede dar lugar a diferencias en el recuerdo y/u otras medidas de efectividad. (Ioannides et al. 2000 y Ambler et al. 2000).

Es una tecnología cara, un aparato para realizar MEG tiene un precio mínimo de medio millón de euros. El alquiler también es elevado, aproximadamente 400€ la hora de utilización. Además suelen ser aparatos que solamente están disponibles en hospitales, por lo que es habitual que exista lista de espera para su utilización, y que la disponibilidad sea muy reducida. Además, la persona debe estar quieta e introducida en el aparato, por lo que muchas veces es complicado realizar diferentes experimentos de neuromarketing en las citadas condiciones.



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