- abril 20, 2020
- Publicado por: Mikel Alonso
- Categoría: Neuromarketing
Se cumplen ya 9 días de confinamiento en todos los hogares del país. Desde que el Gobierno de España decretase el estado de alarma, nuestro modo de vida ha cambiado de una forma solo imaginable en una serie apocalíptica. Una situación que se prorrogará hasta el próximo 11 de abril tras la prorroga anunciada por el presidente Pedro Sánchez. Y nadie asegura que pueda alargarse más allá de esa fecha. Son muchos los días en los que tendremos que acostumbrarnos a teletrabajar –aquellos que no hayan sido afectados por ERTEs- y a convivir un sinfín de horas con la familia. Una situación a la que no estamos acostumbrados y que puede provocar conflictos. Aquí las emociones juegan un papel determinante. Pero, ¿se pueden controlar nuestras emociones? Uno de los mayores expertos, el neurocientífico e investigador Mikel Alonso, considera que hay que evitar que las emociones primarias tomen el control de nuestro cerebro.
Lo primero, ¿cómo está afrontando en su caso la cuarentena?
Bueno, estoy aprovechando para sacar adelante proyectos que tenía atascados, nunca sacaba tiempo para ellos porque estaba inmerso en el día a día. Para pasar tiempo con mi familia, para jugar con los niños y también aprovecho para hacer deporte en el salón de casa. Además de para realizar algunas de las rutinas que encuentro por internet y que me hacen mantenerme en forma y tener mi cabeza centrada.
Además de investigador neurocientífico, es profesor en varias universidades y escuelas de negocios. Estará acostumbrado a tratar con el público joven. ¿Cómo le contó a sus hijos que así, de un día para otro, no se podría salir de casa durante muchos días?
Intenté que comprendieran la realidad de manera clara, de manera honesta. Porque es muy importante que ellos vean que se les está dando información desde la sinceridad. Que no piensen que estamos ocultando algún dato que sea preocupante para ellos, pero también de una manera sencilla. De manera que pueda ser comprensible y asumible para la edad que tiene cada uno de ellos. Eso sí, me centré mucho en la prevención para que ellos observaran la importancia de tomar las medidas que hay que tomar, que son las que nos recomiendan las autoridades sanitarias. Pero también reconfortarles, dándoles información objetiva que, en el caso que les compete, es que a los niños les afecta de una manera más suave y que no son el público objetivo más susceptible de complicarse en caso de contagio con este virus. Además impuse una fuerte rutina en el día a día para que todo parezca un juego, para que haya una normalidad en el día a día. Nos vamos a levantar, vamos a hacer esto, hacemos deberes, paramos un rato, jugamos, hacemos un pequeño recreo, ejercicio físico etc. Esa rutina les ha venido muy bien para que ellos sepan en cada rutina del día qué tarea es la que toca en ese momento.
Y hasta ahora, ¿qué tal le está funcionando la rutina que ha impuesto a sus hijos?
Está funcionando muy bien aunque existen ciertos momentos mejores y peores. Incluso tenemos una planificación en la nevera de la cocina. Los niños van y dicen “bueno vamos a ver qué es lo que toca ahora”. Y de hecho he llegado a poner a un responsable de juego en la hora de juego. Por ejemplo, en esta hora el juego lo elige mi hijo el mayor o en esta otra mi hija intermedia. Cada uno sabe lo que tiene que hacer. Ellos van, lo pueden ver y les parece un juego en cierto modo. No hay momentos vacíos durante el día para que ellos se planteen qué hacemos aquí. Siempre saben qué hay que hacer en cada momento. Esto es muy importante para el cerebro porque nos encanta saber qué viene después. A los niños, y también a los adultos, nos da seguridad saber lo que viene después de cada tarea.
Y tantos días de convivencia continua familiar encerrados en la vivienda, ¿se pueden generar emociones conflictivas? ¿Qué consejos podría dar para que la convivencia sea lo más tranquila posible?
Lo primero, como ya he comentado, planificar un horario de tareas de cada uno de uno de los días. Eso es primordial. En ese programa deberíamos de tener tiempo para compartir con los demás, para hacer con los miembros de la familia. Pero también reservar un tiempo individual para que podamos realizar actividades propias de nuestro trabajo, pero también de ocio personal que nos permita tener ese pequeño aislamiento dentro del grupo familiar. Y no podemos olvidar dedicar un espacio para la creatividad, para que podamos hacer cosas novedosas. Y también para la reflexión. Por otra parte, la actividad física es vital también. Tenemos que centrarnos en hacer algo que nos canse. Hacer ejercicio que nos permita liberar hormonas como las endorfinas, las serotoninas y la dopamina. Esas hormonas producen bienestar y hacen que disminuya el estrés causado por el confinamiento y por las noticias que nos llegan.
Y todas estas emociones tan explosivas que se pueden generar por el confinamiento, ¿tienen alguna explicación científica? ¿Hay alguna motivación orgánica en nuestro cerebro que provoque diversos comportamientos como la compra compulsiva en los supermercados?
Todo eso tiene una explicación neurocientífica. El objetivo principal del cerebro es la supervivencia. Nuestro cerebro no está programado para que seamos felices. En absoluto. Podemos estar haciendo una actividad que nos haga infeliz, pero que nuestro cerebro no vea ningún tipo de peligro inminente. ¿Y qué es lo que ocurre? Que cuando se pone en juego esta supervivencia actuamos por instinto. Antonio Damasio llamaba a este tipo de comportamiento las emociones primarias. Por ejemplo, si vamos andando por un bosque y de repente escuchamos un chasquido en el suelo. Ese chasquido hace que se active un mecanismo que directamente nos hace actuar, no pensamos. No pasamos a sentir emociones secundarias que se producen en el córtex prefrontal y que sí que tiene una parte más cognitiva en la cual generamos imágenes, un desarrollo de escenarios posibles en base a nuestro conocimiento y en base a la lógica formal. Es decir, aplicamos una lógica y una cognición y ese escenario no es el actual. Estamos ante un escenario de emoción primaria. Chasquido en el suelo, mi cuerpo reacciona, pega un salto, genera adrenalina, aumenta la tasa cardiaca para oxigenar mis músculos y poder actuar. ¿Y qué ocurre? Claro, esta situación la podemos aceptar en momentos muy puntuales en los cuales mi cuerpo necesita reaccionar con rapidez para protegerme y para sobrevivir. Pero ocurre que si estamos permanentemente en este estado nos produce un estrés muy grande y puede ser muy perjudicial para la salud. Entonces, las noticias que nos llegan ¿qué nos hacen? Esta continuamente en esta manera primaria. Oímos ¡qué se va a acabar la comida! Salimos todos enloquecidos a comprar comida ante un posible desabastecimiento, a protegernos de esa posible amenaza. ¿Por qué? Porque no estamos llegando a actuar con cognición. Al final es un proceso razón-emoción, razón-emoción.
Uno de los colectivos más vulnerables son las personas mayores que viven solas. En estos momentos que el aislamiento es mayor, ¿qué consejo podría darles para ayudarles a sobrellevar mejor esta cuarentena?
En primer lugar que utilicen las tecnologías para estar con contacto con sus seres queridos. Que utilicen vídeo llamadas, que les vean, que los noten cerca y se comuniquen con ellos para sentir ese calor humano aunque estén en la distancia. También que estructuren su día a día y que procuren mantener su estado de ánimo elevado. Eso es muy importante, para lo cual, uno de mis principales consejos es evitar la sobreexposición a las noticias negativas. Yo personalmente estoy llevando una dieta hipo informativa. Eso no significa que no esté al día de lo que las autoridades estén aconsejando, pero no me parece oportuno estar al día del número de infectados, muertes etc… porque esto lo que nos hace es caer en el desánimo y que ese cerebro automático funcione sin pasar por el filtro de la cognición y el filtro de las emociones secundarias. Que aprovechen para hacer ocio o actividades que les apasionen. Hay muchas cosas para hacer.
Es decir que la información a través de los medios y las nuevas tecnologías juegan un gran papel en nuestras emociones…
Exactamente. Además estamos en una situación en la que existen canales muy diversos, existen muchas comunicaciones virales que son fake news y que pueden ayudar a que las personas acaben desanimadas o que entren en pánico en un momento determinado. E incluso las que no son fake news. Realmente, el estar sobreexpuestos a las noticias, a las cosas que están ocurriendo y que nos podrían ocurrir a nosotros, hace que nuestro estado de ánimo decaiga y tengamos más posibilidades a entrar en un estado pseudodepresivo o tristeza. Todo esto afecta a nuestro cerebro y al sistema inmune de nuestro cuerpo.